Valencia
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El origen del Cementerio General de Valencia se encuentra en las peticiones del Corregidor Cayetano de Urbina en cumplimiento de la Real Orden de Carlos III, de 3 de abril de 1787, que prohibía la antihigiénica práctica de los enterramientos intramuros.
El proyecto, obra de los arquitectos Cristóbal Sales y Manuel Blasco, empezó a construirse en 1805 y se inauguró en 1807. En sus inicios, el cementerio constaba de un recinto rectangular dividido en dos cuadros que finalizaba en una capilla.
En las décadas posteriores se sucedieron diversas ampliaciones, siendo la más emblemática el denominado “Patio de las Columnas”. Se trata de un recinto de planta rectangular destinado a panteones, delimitado por una galería formada por 170 columnas dóricas. En el centro de este patio se levantó en 1892 la “Cruz del Cólera”, en memoria a los miles de fallecidos por la epidemia en la ciudad.
El continuo crecimiento demográfico y los estragos causados por epidemias y por la Guerra Civil hicieron necesaria la construcción de más secciones.
El cementerio, en sus comienzos católico, es hoy una instalación aconfesional y está compuesto por 21 secciones. Las secciones históricas, englobadas en un Bien de Relevancia Local (BRL) poseen gran valor histórico, artístico y arquitectónico. En la construcción de los panteones participaron arquitectos de la talla de Manuel Cortina, Antonio Martorell, Salvador Monmeneu Escrig, Joaquín Arnau, Ramón Jiménez, Sebastián Monleón, etc. Entre las esculturas destacan las de Mariano Benlliure, José Capuz, Antonio Ferré y José Pellicer, entre otros.
Concebido inicialmente como un jardín pintoresco de aspecto romántico (recibió el apelativo de Hort de les Palmes – Huerto de las Palmas) por la cantidad de palmeras plantadas junto con sauces, naranjos, moreras, pinos, eucaliptos y rosales, buganvillas, jazmineros, mirtos y cipreses, fue poco a poco, por influencia de los cementerios parisinos del Père Lachaise, Montmartre y Montparnase, tomados como modelo de cementerios urbanos en Europa, conjugando la presencia de la naturaleza y el arte.
Así, tras una evolución de más de 200 años, el Cementerio General de Valencia se constituye como un conjunto arquitectónico de gran valor paisajístico, artístico y cultural, donde encontramos panteones construidos por los arquitectos locales más relevantes, con esculturas de célebres artistas valencianos, junto con amplias zonas ajardinadas y árboles centenarios, que siguen dejando al conjunto un encanto romántico que impresiona a todo aquel que lo visita.
Como muestra del cementerio en su conjunto, se han planteado varias panorámicas significativas de las secciones más antiguas y artísticas, con el fin de transmitir, siquiera mínimamente, el fabuloso conjunto histórico artístico que supone el Cementerio General de Valencia.
Seguidamente, como mejor iniciativa medioambiental, se ha reflejado el compromiso que desde el Servicio de Cementerios y a través de la contrata de mantenimiento están desarrollando para la implantación y mantenimiento de la ISO 14001 y EMAS III de gestión medioambiental y ecoauditoría del servicio.
Como mejor monumento se propone el primer panteón construido en el cementerio, el año 1848, para el marqués de San Juan, por el arquitecto Sebastián Monleón y el escultor y profesor de la Escuela de Bellas Artes de San Carlos, Antonio Marzo Pardo, que tiene gran contenido simbólico. De estilo neoclásico, causó un fuerte impacto en la época, siendo imitado en otros panteones proyectados en décadas sucesivas.
Finalmente, se ha escogido para mejor historia documentada ocurrida en el recinto, la reciente exhumación del represaliado Teófilo Alcorisa, enterrado en el cementerio civil y que actualmente, ya descansa a voluntad de su familia en el cementerio de Burjassot.