Euskadi
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En la temprana fecha de 1808 se constituyó el cementerio de Santas Isabel extramuros de Vitoria-Gasteiz, alrededor de una capilla preexistente. Lo que en principio fue una solución de urgencia fue poco a poco conformándose, de acuerdo con el gusto neoclásico, en un una cuadricula ordenada en la que fueron sucediéndose la erección de grandes monumentos. Con las distintas ampliaciones (1848, 1854, 1875, 1907, 1924 y 1958) quedó conformada una ciudad de los muertos con sus barrios antiguos, su zona modernista, la zona más reciente y modesta de hormigón¦ todo ello rodeado de una cuidada vegetación que lo convierte en un jardín delicioso y tranquilo. Tres puertas monumentales dan acceso al recinto, la más antigua de 1854, la neogótica de 1907 y la que se perfila como un arco monumental de 1937. En este cementerio se pueden contemplar 42 capillas-panteones y multitud de panteones ornados con esculturas y relieves. Los monumentos más antiguos datan de 1825 y son muchos los ilustres personajes allí sepultados. Hombres y mujeres que dejaron su impronta en la ciudad, en el territorio, y más allá de sus fronteras. Como el insigne Sebastian Iradier autor de “La Paloma”, el explorador Manuel Iradier, Julián Zulueta gobernador de la Habana, la historiadora Micaela Portilla y tantos otros. El servicio de cementerios del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz ha iniciado un proyecto para la colocación de placas en los lugares de inhumación de estos ilustres. Imbricado en la historia desde su construcción, surgió a raíz de las invasiones napoleónicas, durante la guerra civil sus muros fueron usados como paredes. El Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz a través del Servicio de Turismo ha impulsado el conocimiento y disfrute de este museo al aire libre mediante distintas acciones. Visitas guiadas, conciertos nocturnos, rutas temáticas y obras de teatro; todo ello destinado a convertir este espacio en lugar de arte y memoria. Igualmente se ha editado un folleto monográfico y un plano.
MEJOR HISTORIA DOCUMENTADA OCURRIDA EN EL CEMENTERIO
El 17 de febrero de 1880, sin ceremonias ni rezos y con la presencia de los representantes del municipio y la guardia civil, al fin encontró descanso en el Cementerio de Santa Isabel el cuerpo de Gumersindo Aguirre en la zona reservada a los fuera de la religión católica. El 24 de enero de 1867 se había suicidado en su casa-palacio y después de cuatro dís de intensas negociaciones entre el Ayuntamiento de Vitoria, gobernador y autoridades civiles con el Obispado de la Diócesis no se consiguió permiso para su entierro en el camposanto. Ante lo notorio del suicidio, y quizás para dar ejemplo por la categoría del difunto, no permitieron su inhumación en el cementerio de Santa Isabel. Prohibieron así mismo la realización de ceremonia, recordatorio o cualquier tipo de honras fúnebres y misas por el difunto. Ante la imposibilidad de realizar entierro en sagrado y dado que en esas fechas no existía una zona para los que murieran fuera de la religión católica se optó por buscar un lugar “profano, decente y seguro”. El lugar elegido fue un depósito de aguas para uso de los bomberos en la calle cercas Bajas. Un sótano de unos cuatro metros de lado en cuyo centro había un pozo. En uno de los laterales se procedió a la inhumación a la una de la mañana con la asistencia de un par de testigos, el médico titular y los operarios encargados de la tarea. Pronto la idoneidad de esta elección fue puesta en duda, en concreto cuando tuvo lugar un incendio en la zona y los bomberos no pudieron usar el depósito. Por ello, una vez reservada una zona en el camposanto para los fuera de la religión católica sus restos fueron trasladados con el mayor decoro pero sin ninguna ceremonia. No tuvo tanta suerte Eleanor Hudson que fue enterrada en 1865 en el jardín de la fábrica de Gas por su condición de protestante y quizás allí siga bajo las edificaciones más recientes.
Archivo Histórico Municipal: 43-15-1 // 41-8-64
MEJOR MONUMENTO
La capilla-panteón de los Rossi es una obra magnífica que combina prácticamente todas las artes visuales. A su espléndida arquitectura se une la escultura (de bulto redondo y relieve) y las soberbias vidrieras. La capilla fue construida en 1911 por el impulso de Concepción Arnaiz viuda de Rossi. Es una obra modernista, neo-egipcia con fuerte influencia del secesionismo vienés. Volúmenes geométricos, muros en talud, simetría la rejería de la puerta es un buen ejemplo de esta influencia. Los elementos arquitectónicos, ménsulas, marcos, columnas son usados con una libertad que recuerda al manierismo miguelangelesco de la capilla de los Medici. Los elementos escultóricos, si bien procedentes del mundo egipcio, dejan entrever una simbología órfica. Dos esfinges de mármol flanquean la puerta, sobre el dintel dos serpientes aladas escoltan el huevo místico y corona el monumento una bola rodeada de buitres con las alas extendidas (símbolo de protección). En el interior: En las paredes hay placas de mármol con decoración neo-egipcia, el techo está decorado con un relieve de buitres con las alas extendidas. Un altar de mármol realizado con maestría y dos hermosas vidrieras de una calidad impresionante. Su uso del color, la composición y el tratamiento de telas y anatomías beben de las fuente del estilo miguelangelesco. Representan La muerte de la virgen y El descendimiento.