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Murcia


Molina del Segura / Murcia / Murcia
Cementerio de Molina del Segura
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dirección Calle Cuesta del Puente, 120 · 30500 Molina del Segura - Murcia · Tel.
información
CEMENTERIO NUESTRA SEÑORA DE LA
CONSOLACIÓN DE MOLINA DE SEGURA.
El nuevo cementerio de Molina de Segura se inauguró el 25 de diciembre de
1968.
Las primeras noticias que se tienen del Cementerio de Molina de Segura datan de 1856. En 1909 se construye un nuevo cementerio. Junto a él existía un pequeño terreno acotado conforma a las ordenanzas del Obispado, reservado al uso de enterramientos en circunstancias extrañas. Le llamaban el “Limbo”. Parece ser que este “Limbo” según cuentan las crónicas era un recinto “indigno”, lleno de cactus salvajes, coronas secas, restos de limpieza, etc. Era un auténtico estercolero encima de “los condenados”, no por Dios, sino por las normas de la Iglesia. Además en el estaban los fallecidos sin identificar. En 1942, la Parroquia recuperó el Cementerio Municipal y pasó a denominarse Nuestra Sra. De la Consolación (antiguamente se llamaba de San Vicente, que es el Patrón municipal).
Fue en 1979 cuando el Cementerio pasó a manos del Ayuntamiento, regido por la Junta Municipal del Cementerio, compuesta por varios vecinos del pueblo.
Cuando se hizo el Cementerio nuevo se limpió el recinto del “Limbo” y se solicitaron los permisos al Obispado para trasladar los restos de todos los allí enterrados al nuevo Cementerio. El Obispado lo desautorizó. Los miembros de la Junta, se saltaron a la torera la desautorización y de noche y de acuerdo con las familias de los finados, sacaron los restos de todos los allí enterrados y los depositaron en un nicho. La noticia trascendió y la Junta del cementerio fue llamada al palacio episcopal para dar las oportunas explicaciones. La Junta se presentó con una carta de dimisión conjunta en la mano, por si el Obispado no aprobaba su actuación y parece ser que, aunque no muy convencida, la Curia les dio la autorización verbal para el paso que habían realizado. En la siguiente reunión la Junta acordó que el “limbo” desapareciera y se bendijera aquél lugar como terreno católico, para hacer enterramientos en un futuro sin distinción de clase, raza o religión.

De acuerdo a la nueva forma de dar sepultura a los muertos, se ha extendido la incineración como forma de enterramiento y se ha creado un “Jardín del Recuerdo” donde se pueden depositar las cenizas de los fallecidos.
La vida ha cambiado mucho. El primer cadáver enterrado en el Cementerio viejo de Molina (actual Asilo) fue en el año 1858. La costumbre dictaba que a los difuntos se les enterraba con los mejores trajes, (usados en vida), o bien con hábito y siempre con calcetines o medias, pero nunca con zapatos. Aunque esta regla no escrita, como es natural quedaba a la interpretación de la familia del fallecido. Ahora se incineran, la urna se entrega a sus familiares, que pueden optar por depositar las cenizas en este Jardín del Recuerdo.

Hasta mediados de los años 60 la costumbre general eran los enterramientos en fosa o en nicho. A partir de entonces, cada vez más personas optan por los Panteones.

CRUZ DE LA PLAZA CENTRAL.
Esta Cruz ubicada en la Plaza Central del Cementerio de Ntra.Sra. de la Consolación, se hallaba ubicada en la Plaza de la Cruz de los Caídos. Con la Ley de memoria histórica se trasladó al Cementerio Municipal y en el altar que se halla a sus pies es donde se celebran las Misas del Día de los Santos y del Día de los Difuntos.
Este Panteón perteneciente a la Familia de Esteban Romero López, corresponde a un empresario molinense que tenía negocios de serrería y de
cerámica. La Ermita de estilo neoclásico, consta de 3 cuerpos y está rematada por 2 urnas y una cruz y posee un bajorrelieve en la calle central que representa un ángel, llevando un alma al cielo.

PANTEÓN DE LA FAMILA MARTÍNEZ RÓDRIGUEZ.
Fermín Martínez Rodríguez, empresario molinense de la construcción tenía una hija de 20 años, que falleció en 1987. Este empresario muy acaudalado, cogió en un avión privado y se fue con un arquitecto a Roma, estuvieron viendo panteones y se fijaron en éste. El arquitecto tomó buena nota y reprodujo exactamente el panteón que le había gustado al propietario para el enterramiento de su hija. Posteriormente, y como la vida da tantas vueltas, el creador y dueño del Panteón no se inhumó en el mismo, porque después de divorciarse el Panteón quedó de propiedad de su esposa y el reposa en un pueblecito cercano a Molina de Segura.

Autor: JOSÉ PINA MARÍN.
Bibliografía: Documentos conservados en el Archivo Municipal.