Adiós Cultural
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Cementerio de Águilas
Camino del cementerio, 5 · 30880 Águilas - Murcia · Tel. 968 446700
TUMBA DE LUIS SIRET
Nació en San Nicolás (Bélgica) en 1860 y a la edad de 21 años, en 1881, finalizó primero la promoción de los estudios de ingeniería en Lovaina y viene a trabajar a Almería junto a su hermano Enrique.
En 1882 los hermanos forman la Sociedad Anónima de Parazuelos para la explotación de una mina de plomo argentífero entre Águilas y Mazarrón.
Desde el año de su llegada investigan sistemáticamente yacimientos prehistóricos en las provincias de Murcia y Almería. Tras la marcha de Enrique al Congo será su capataz y amigo Pedro Flores quien dirigirá a los obreros y llevara los diarios de excavación.
En 1891 se casa con María Magdalena Belpaire, hija de un conocido ingeniero de ferrocarriles. Vienen a Águilas y nace su hija Susana Siret en la calle Soledad, número 3, actual calle Balart, se bautiza al día siguiente como se conserva el apunte de la Iglesia de San José. Viven aquí hasta 1894, pero se trasladan a Herrerías (Cuevas) para llevar a cabo su trabajo. Allí nace su hijo Adolfo.
Su mujer enfermó y el médico le recomienda el traslado a Águilas, donde muere y es enterrada en 1895, a los 28 años de edad. Luis no volvió a casarse y falleció 40 años después en Herrerías en 1934, aunque siguiendo su última voluntad quiso ser enterrado en Águilas junto a su esposa. Era tal su consideración, que su féretro fue transportado a hombros hasta aquí, 30 kilómetros, por los empleados de la Sociedad Minera Almagrera.
Fueron más de 50 años entre Murcia y Almería compartiendo su profesión con su devoción, buen ingeniero, pero es citado en miles de libros y artículos por su actividad arqueológica. Aunque estudió la etapa eneolítica (Los Millares) y la etapa púnica y romana en Villaricos, su principal descubrimiento fue la Cultura del Argar, nombre dado por el lugar epónimo excavado en Antas. Esta labor quedó reflejada en su libro “Las primeras edades del Metal” con el que coloca a la península ibérica en el mapa de la arqueología europea a finales del s. XIX.
En 1935 el estado español recibió el incalculable tesoro de 310 cajones con materiales de sus excavaciones.
En el Congreso Internacional de Arqueología celebrado en Barcelona, durante la exposición Internacional de 1919 quedaría consagrado como el primer arqueólogo del mundo. Luego nombramientos de Doctor Honoris Causa de la Universidad de Lovaina, Miembro de la Real Academia de Arqueología de Bélgica, Miembro de la Sociedad Antropológica de Bruselas y otras distinciones en Academias de Lisboa, Toulouse, París, Copenhague y Londres. En España, fue Doctor Honoris Causa de la Universidad de Barcelona y Miembro de la Academia de las Ciencias y de la Historia de Zaragoza y del Instituto de Antropología Etnografía y de Historia de Madrid.
Hasta los años 80 del pasado siglo la figura de este ilustre personaje pasó totalmente de sepercibida. En una comisión informativa de Educación, Juventud y Deportes del Ayuntamiento de Águilas de diciembre de 1982 se expone que en el Cementerio Municipal yacen los restos mortales de Luis Siret cuyo sepulcro está en total abandono y ruina y se propone un proyecto para adecentar tal sepulcro. Tras consulta con sus familiares residentes en Madrid, en 1984 se aprueba por unanimidad que se lleve a efecto la restauración del sepulcro y se celebra un acto hermanado entre Cuevas y Águilas coincidiendo con la conmemoración del 50º aniversario de su fallecimiento.
Nació en San Nicolás (Bélgica) en 1860 y a la edad de 21 años, en 1881, finalizó primero la promoción de los estudios de ingeniería en Lovaina y viene a trabajar a Almería junto a su hermano Enrique.
En 1882 los hermanos forman la Sociedad Anónima de Parazuelos para la explotación de una mina de plomo argentífero entre Águilas y Mazarrón.
Desde el año de su llegada investigan sistemáticamente yacimientos prehistóricos en las provincias de Murcia y Almería. Tras la marcha de Enrique al Congo será su capataz y amigo Pedro Flores quien dirigirá a los obreros y llevara los diarios de excavación.
En 1891 se casa con María Magdalena Belpaire, hija de un conocido ingeniero de ferrocarriles. Vienen a Águilas y nace su hija Susana Siret en la calle Soledad, número 3, actual calle Balart, se bautiza al día siguiente como se conserva el apunte de la Iglesia de San José. Viven aquí hasta 1894, pero se trasladan a Herrerías (Cuevas) para llevar a cabo su trabajo. Allí nace su hijo Adolfo.
Su mujer enfermó y el médico le recomienda el traslado a Águilas, donde muere y es enterrada en 1895, a los 28 años de edad. Luis no volvió a casarse y falleció 40 años después en Herrerías en 1934, aunque siguiendo su última voluntad quiso ser enterrado en Águilas junto a su esposa. Era tal su consideración, que su féretro fue transportado a hombros hasta aquí, 30 kilómetros, por los empleados de la Sociedad Minera Almagrera.
Fueron más de 50 años entre Murcia y Almería compartiendo su profesión con su devoción, buen ingeniero, pero es citado en miles de libros y artículos por su actividad arqueológica. Aunque estudió la etapa eneolítica (Los Millares) y la etapa púnica y romana en Villaricos, su principal descubrimiento fue la Cultura del Argar, nombre dado por el lugar epónimo excavado en Antas. Esta labor quedó reflejada en su libro “Las primeras edades del Metal” con el que coloca a la península ibérica en el mapa de la arqueología europea a finales del s. XIX.
En 1935 el estado español recibió el incalculable tesoro de 310 cajones con materiales de sus excavaciones.
En el Congreso Internacional de Arqueología celebrado en Barcelona, durante la exposición Internacional de 1919 quedaría consagrado como el primer arqueólogo del mundo. Luego nombramientos de Doctor Honoris Causa de la Universidad de Lovaina, Miembro de la Real Academia de Arqueología de Bélgica, Miembro de la Sociedad Antropológica de Bruselas y otras distinciones en Academias de Lisboa, Toulouse, París, Copenhague y Londres. En España, fue Doctor Honoris Causa de la Universidad de Barcelona y Miembro de la Academia de las Ciencias y de la Historia de Zaragoza y del Instituto de Antropología Etnografía y de Historia de Madrid.
Hasta los años 80 del pasado siglo la figura de este ilustre personaje pasó totalmente de sepercibida. En una comisión informativa de Educación, Juventud y Deportes del Ayuntamiento de Águilas de diciembre de 1982 se expone que en el Cementerio Municipal yacen los restos mortales de Luis Siret cuyo sepulcro está en total abandono y ruina y se propone un proyecto para adecentar tal sepulcro. Tras consulta con sus familiares residentes en Madrid, en 1984 se aprueba por unanimidad que se lleve a efecto la restauración del sepulcro y se celebra un acto hermanado entre Cuevas y Águilas coincidiendo con la conmemoración del 50º aniversario de su fallecimiento.