El cementerio ocupa un pequeño espacio rectangular con muro de mampostería y portón doble de hierro forjado. Nada más entrar encontramos la avenida principal, con panteones a ambos lados y una pequeña capilla al fondo.
El primer panteón es posiblemente el que más llama la atención a todos los visitantes. Es el único de estilo clásico y además asemeja un templo romano, con su podio, columnas y frontón. Alberga una capilla y una cripta suberránea. Se construyó en el 1894 por el arquitecto Mauricio Jalvo Millán para la familia Sánchez Escalante.
El panteón de Don Manuel Ibáñez Posada, conde de Ribadedeva, que además fue el donante del cementerio. Se construyó en el año 1891 en estilo neogótico, y su abandono le da un aspecto más fantasmagórico. Las vitrinas dejaban entrever el altar. También tiene una cripta subterránea.
Esta abierto todos los días, ininterrumpidamente de la mañana a la tarde.